LECTURA PARA LA COMUNIDAD

     Como bien sabéis a través del boletín de Noticias de nuestra página web, el último sábado 28 de noviembre de 2009, tuvo lugar en nuestra sede canónica de la Iglesia de San José la celebración del I Taller de Lectura en Público bajo el título, “Leer para la Comunidad”.   Agradecemos el interés mostrado a los participantes y animamos seriamente a que cada vez sean más los voluntarios de entre nosotros para desempeñar esta colaboración litúrgica en nuestra Iglesia, especialmente nuestro agradecimiento a la Juventud.
     Son numerosas las ocasiones a lo largo de nuestras vidas en que hablamos o leemos en público, y también son numerosas las veces que esto nos ocasiona cierta vergüenza o reparo que nos parece insalvable.
    Uno de los diferentes servicios que como comunidad podemos ofrecer a la Iglesia, es el de la lectura de la Palabra de Dios, por ser ésta una parte muy importante de nuestras Eucaristías y celebraciones.  Hacerlo bien no es fácil, pero en todo caso se consigue con el dominio  de ciertas habilidades, y desde luego, con la práctica.  Bien es cierto que nadie nace enseñado, a leer en público solo se aprende “leyendo en público”.
     Leer la Palabra de Dios es transmitir a la comunidad lo que Dios nos quiere decir, y no solo se trata de que se escuche bien el sonido, sino que se facilite a todos una buena captación del sentido y del mensaje que nos viene de Dios, para que nos veamos conmovidos a responderle.  Se trata de hacer una buena lectura de los textos sagrados recreándolos de viva voz, para transmitir a la comunidad la Palabra y el mensaje divino, convirtiéndose el lector desde ese momento en la boca de Dios para su pueblo.
     El objeto de este  Taller es hacer una iniciación a la lectura en público, para ofrecer nuestro servicio a la comunidad siempre y cuando sea necesario. Para ello, hemos  desgranado algunos posibles defectos para conocerlos cara a cara y saber afrontarlos y no convertir la celebración de la palabra en un momento rutinario e inútil.  A saber conviene tener en cuenta:
1º).   El primero y principal de todos es no tener miedo a aparecer o a leer en público. Esos miedos solo existen en nuestro interior y los demás no están pensando en nada de nosotros, tan solo están sentados enfrente nuestra esperando a escuchar aquello que les vamos a leer.
2º).   El lector debe de ser el primer oyente de la Palabra, ha de escuchar en su interior el mensaje de Dios.
3º).   El texto a veces puede resultar difícil, y conviene hacer una lectura anticipada del texto para familiarizarse con el mismo, y controlar sus ritmos y posibles cambios de entonación.  Lo mismo debe de hacerse respecto a la sede de la palabra, esto es, del atril o ambón, examinando de antemano la correcta conexión y funcionamiento en su caso, del micrófono y de la luz directa.
4º).   Mantener una postura cómoda y erguida ante el atril o ambón, sin volcarnos ni inclinar exageradamente la cabeza sobre el texto, y manteniendo una distancia prudente respecto del micrófono, para que éste capte adecuadamente nuestra voz y no produzca distorsiones auditivas a la asamblea.
5º).   Hacer una lectura en voz alta y pausada, acompasando el ritmo, y manteniendo el nivel adecuado de entonación y de ritmo a lo largo de todo el texto de principio a fin.
6º).   Leer ni muy rápido ni muy despacio, procurando levantar la mirada hacia la asamblea que nos escucha.  Un correcto ritmo de lectura, nos permitirá ir dominando la llamada “lectura veloz”, es decir, leer sin mirar fijamente el texto para reproducirlo de viva voz mirando al auditorio o asamblea.
7º).   Hacer una buena pronunciación en cada palabra y en cada frase, y procurar pasar por alto los pequeños errores sin volver atrás ni incidir en ellos. A veces pasan desapercibidos, pero si los corregimos, toda la asamblea los perciben.
8º).   Y por último, ¡entrenamiento! Un pequeño misal o mejor aún, la Biblia de nuestra casa nos ayudarán a ello, procurando tener en cuenta los aspectos descritos.
Las Vocalías de Formación, Culto y Espiritualidad, y Juventud